Vivir en la Matrix
Por Juan Ramón González Ortiz

Cuenta Zizek, con su habitual gracia, que cuando fue a ver la película
de “Matrix” se sentó al lado de un espectador de esos
que no le dejan a uno en paz, “un idiota”, decía de
él el filósofo esloveno. Al acabar la película, el
molestón se levantó y dijo: “¡O sea, que no
existe la realidad!”
Esta es una aproximación un poco ingenua y precipitada a la película
en cuestión, pero no anda lejos de la conclusión que defienden
los hermanos (ahora hermanas) Wachowski.
Todo el mundo reconoce en “Matrix” la ideología con
la que comulga.
Los budistas dicen que es una película budista; los entusiastas
de las artes marciales dicen que la película es un desarrollo del
código del samurái, como guerrero espiritual; los partidarios
de Lacan afirman que los guionistas forzosamente son lacanianos; los marxistas
ven en la película la máxima alienación social posible
pues se especula con el culmen del desarrollo del capitalismo, que incluso
hace de la vida interior una fuente de energía; los afiliados a
alguna de las ramas de la new age opinan que esta película encierra
la plasmación del espejismo, o Maya, generado por una súper
mente, que constituye nuestra vida cotidiana, y de los esfuerzos que hay
que hacer por romper este estatus de alma.
Pero si verdaderamente “Matrix” está en deuda con alguna
ideología es con Platón y su famoso mito de la caverna,
contenido en La República. En “Matrix” se nos ofrecen
los mismos elementos que en el mito de la caverna: una humanidad semidormida
que contempla en la pared de una cueva las sombras de unos objetos, que
otros pasean, a espaldas de esos hombres y mujeres, por delante de una
hoguera. Sin embargo, ni las sombras ni los objetos individuales que otros
seres humanos hacen desfilar junto a la luz del fuego son la realidad.
La realidad, viva y fresca, se halla fuera de la caverna. Para llegar
a ella hay que ponerse en pie, darse la vuelta y ver la mentira de las
siluetas y formas que hasta hace un momento veíamos reflejados
en la pared de roca de la caverna, encaminarse hacia la salida y salir
afuera. Una vez fuera la primera impresión es la ceguera pues el
sol y la luz nos cegarán. Si resistimos tanta amargura y tanto
dolor, poco a poco nos iremos acostumbrando al mundo real, verdaderamente
real. El mundo de los prados siempre verdes, del aire fresco, el mundo
de la lluvia y del viento, de los ríos y de las nubes en movimiento.
Sin embargo, a diferencia del mito de la caverna, “Matrix”
planea una visión aterrorizadora: lo que uno se encentra al salir
de la caverna no es la realidad bella, e iluminada por el sol, sino una
realidad de pesadilla, un mundo desolador, mil veces peor que el mundo
cerrado en el que estábamos obligados a contemplar las sombras
de unos objetos en el fondo de la cueva.
“Matrix” radicaliza el mito platónico en la actual
época histórica teñida de pesimismo, donde no hay
espacio ni para la esperanza ni para la utopía.
Una película muy parecida a esta, pero con un mensaje más
esperanzador es “El show de Truman”, de Peter Weir. También
aquí hay una cueva, con otro nivel de realidad, por debajo del
flujo de la realidad. El final de la película, con la huida del
héroe del gigantesco estudio de cine en el que siempre ha vivido
sin darse cuenta, tiene algo de la experiencia liberadora que significa
salir de un universo cerrado, ampliando los límites epistemológicos
hacia la realidad verdadera.
La escena final del “Show de Truman”, con el protagonista
subiendo las escaleras azules hacia la puerta de salida, nos muestra a
un Truman muy cercano a Parsifal.
¿Qué es Matrix? Es la red que estructura nuestra realidad.
En la película que nos ocupa no se aclara si esta estructura es
existente por sí misma y autoconsciente, o si alguien la ha diseñado
para atrapar nuestras vidas. En la segunda parte de “Matrix”,
llamada “Matrix Reloaded”, se afirma que Matrix es un complejo
programa diseñado, ejecutado y controlado por un gobernante humano.
Dios, sin lugar a dudas.

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La extremada digitalización de todas nuestras vidas favorece la
contrautopía de que es la Red informática la que controla
el cauce de nuestra vida cotidiana: la compra en el súper mercado,
la visita al médico, el acceso a nuestro dinero disponible,…
No es descabellado imaginarse a una serie de perversos programadores,
o a un programador supremo, que establezca una total vigilancia e inspección
de todos los aspectos de nuestras vidas. Tal vez esto ya sea así
porque para los gobiernos, ministerios y demás entidades comerciales
y administrativas tan solo tenemos existencia digital. Para ellos carecemos
de existencia física, real, personal. Nuestra única identidad
es la identidad digital, y nada más. Matrix oculta la verdadera
realidad y esto provoca que todo vaya mal. Existe el sentimiento subjetivo
de que” hay algo que falla todo el tiempo”. Y esto es así
porque hay otra realidad detrás de la realidad cotidiana que sostiene
Matrix. Todo cuanto se muestra a nuestros ojos ha sido generado por Matrix.
Incluso es posible que la actual Matrix haya sido generada por otra Matrix
y que todo sea una sucesión infinita, o casi infinita, de realidades
virtuales.
En la película se nos dice claramente que existe algo real detrás
de la simulación que nos proporciona la realidad virtual. Esto
queda patente cuando Morfeo le muestra a Neo el desolador paisaje de Chicago
mientras le dice: “Bienvenido al desierto de lo real”. Matrix
no solo funciona como pantalla de lo real, sino que además es algo
que nos hace llevadera la travesía por “el desierto de lo
real”. La pantalla de fantasía y sueño que tiende
Matrix sobre nuestros cerebros es algo, a la vez, que oculta, embellece
y domestica.
No olvidemos que para Hegel esta interposición de la pantalla es
necesaria: si a la cosa le restamos la pantalla, que, evidentemente, distorsiona,
perdemos la cosa en sí misma. Por esto Lacan considera que la cosa
es incognoscible. La cosa es simplemente la mirada y no el objeto. Por
eso mismo podríamos decir que Matrix es lo real, a pesar de ser
lo que distorsiona nuestra percepción de la Realidad.
Lo Real, en definitiva, no es sino un fetiche cautivador, que nunca está
presente y que nunca se experimenta, sino que solo puede ser construido
retroactivamente.
Si recordamos la película a Neo le llaman numerosas veces “El
Elegido”.
¿Qué significa ser “El Elegido”?
En primer lugar, es curioso que nunca haya una multitud de elegidos. Solo
hay un elegido. Solo puede haber uno. En la película, Neo era llamado
“The One”. En segundo lugar, lo importante del Elegido, es
su presencia en la sociedad en la que está inserto. Gracias a ese
Uno, yo conservo mi dignidad y mi valor a través de él.
Es posible que yo me haya rebajado y degradado, y que viva actualmente
volcado en la supervivencia más egoísta, pero la conciencia
de que entre nosotros vive el Uno me permite conservar mi dignidad sin
desmoronarme.
En “Matrix”, el Elegido es el que es capaz de ver que nuestra
realidad cotidiana no es real, sino que se trata de una codificación.
Por eso mismo, el Elegido puede manipular las reglas de esa realidad codificada
y volar por los aires o detener las balas.
La actuación del Elegido nos demuestra que la realidad, nuestra
realidad, es una construcción artificial a partir de unas leyes
que pueden reformularse. Esta es la clave de por qué el Elegido
puede atravesar una pared, si realmente quiere. El hecho de que nosotros
no seamos capaces de hacerlo radica en nuestra poca fuerza de voluntad.
Sin embargo, la película va más allá, mucho más
allá, aceptando los planteamientos del vedanta, cuando afirma que
manipular la realidad solo depende de que seamos conscientes de que no
hay realidad. Así nos lo dice el niño que dobla la cuchara
ante los ojos de Neo, y añade que para poder ejecutar ese prodigio
hay que estar convencido de que no hay cuchara.
Por eso tiene plenamente sentido el truco narrativo de pasar de la realidad
a la realidad virtual a través del delgado agujero del cable de
un teléfono. Esto expresa que cualquier grieta o cualquier agujero
nos permite pasar de un plano a otro. De hecho, Morfeo le dice a Neo:
“Esa sensación que has tenido toda vida. No sabes qué
es, pero está ahí como una astilla clavada en tu mente,
y te está enloqueciendo (...) Matrix nos rodea, está por
todas partes, incluso ahora, en esta misma habitación. Es el mundo
que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad”.
El
bosque
Joan Sarsal
Hacia el final de la película el agente Smith, agente de Matrix,
le dice a Neo que la primera Matrix fue diseñada para que todo
el mundo fuera feliz, y nadie sufriera. Y fue un desastre absoluto. A
consecuencia de eso, se perdieron generaciones enteras de seres humanos
(que servían como baterías eléctricas). El agente
Smith agrega que el ser humano define su existencia y su realidad a partir
del sufrimiento. Un sufrimiento del cual quieren constantemente escapar.
A eso los humanos le llaman “despertar”. Por ese motivo, Matrix
fue rediseñada tal y como está ahora.
No olvidemos que el agente Smith no es sino una encarnación virtual
de la Matrix
La imperfección de nuestro mundo es por tanto imputable a una deficiente
virtualización. Cada vez que encontramos la vivencia de un obstáculo
insuperable percibimos la verdadera realidad que hay detrás. Y
eso es porque la realidad de base resiste y se impone en muchas partes.
Por eso Matrix tiene pliegues y puntos de contacto entra las dos realidades.
Esto lo simboliza el teléfono. Zizek comenta que él hubiera
preferido un váter, en el cual justo en el momento de zambullirse
para pasar a la otra realidad, el interesado tirase de la cadena…
Peor, ¿por qué si te matan en la Matrix mueres realmente?
Esta pregunta se la plantea Neo a Morfeo, y este le responde: “El
cuerpo no puede vivir sin la mente”. Es decir, que el cuerpo real
solo puede existir en unión con la mente en las que estamos inmersos,
de modo que, si estamos inmersos en la realidad virtual y nos matan ahí,
también nos matan el cuerpo real.
La respuesta a todo este embrollo es que el ser humano, a pesar de que
sospeche que hay una realidad, está totalmente sumergido en Matrix
y dominado por Matrix. Por tanto, si logramos retirarnos, o, al menos,
distanciarnos de esta Matrix seríamos inmortales en esa realidad
virtual. Es por esto por lo que Neo sobrevive a su enfrentamiento con
el agente Smith, pues este enfrentamiento tiene lugar dentro de la realidad
virtual de Matrix. Gracias a esa conciencia Neo “desrealiza”
los golpes del agente Smith e incluso detiene las balas que van contra
él.
Personalmente, creo que todo ese conjunto de sexos, de extraños
sexos, que hoy en día han inventado, no es sino un intento de hacernos
vivir en la ambigüedad de un ciberespacio. Estos nuevos sexos, con
nuevos órganos también, no son sino un intento de robarnos
la realidad de nuestro cuerpo.
Esto cuestiona nuestro saber primario de que “mi cuerpo es mío”.
Nos han robado el cuerpo.
La obra maestra de la Matrix es la apariencia de que en nuestras manos
tenemos un gran poder de decisión y de elección, cuando
en la práctica no estamos en posición de ejercer nada.
En el tema del sexo, que es una de nuestras esencias, nos hemos visto
reducidos a una mera declaración informatizada del sexo elegido.
Nuestra única libertad es “dar nuestro consentimiento”
en un formulario de cualquier página web. No hay más libertad.
Pero si no damos nuestro consentimiento tampoco pasa nada, pues si, a
continuación, seguimos navegando se entiende que estamos de acuerdo
con todo.
Nuestra inserción en una red de mecanismos y de impulsos electrónicos
es total, y esa es la única realidad que para el Estado tenemos.
El Estado es una máquina, un súper ordenador, que regula
nuestra vida. Una máquina que se ha liberado de la dependencia
de las personas, pues ese súper ordenador ya no sirve al ser humano…
Queda otro punto por tratar, del que opino que es un fallo de guion: ¿por
qué Matrix necesita energía humana? Matrix, podría
haber encontrado otra fuente de energía y así no tener que
inventar un mecanismo tan complejo, con millones de cubas en las que las
gentes, dormidas y soñando una existencia paralela, son usadas
para suministrar electricidad. La única respuesta posible es que
Matrix se nutre del disfrute y de la realización mental de la humanidad
durmiente.
Todo el ciberespacio fue creado como un disfrute o como algo placentero.
El agónico y terrorífico despertar de Neo en su pasiva matriz
de sueños tiene algo de la “renuncia a la castración”
de la que habla Lacan.
Al mismo tiempo, el ciberespacio tiene algo de perverso.
“Matrix Reloaded”, segunda parte de “Matrix” refleja
la lamentable y ridícula situación de que es la “izquierda”
la que lucha contra la Matrix. Es una pieza llena de errores de guion
y en muchos aspectos demencial.
En esta película, los directores subieron la apuesta, poniéndose
ellos mismos en una situación muy apurada, para lo cual retorcieron
aún más el guion complicándolo hasta hacerlo, a veces,
ridículo.
Sin embargo, se introducen dos ideas nuevas: la existencia de un Arquitecto
de Matrix, que es el autor del software de Matrix desarrolla. Este arquitecto
nos informa de que ha habido seis Matrix. En segundo lugar, se nos dice
también que Matrix ya ha tenido en cuenta la revolución
contra ella, e incluso que esta ha sido planeada por ella misma.
La tercera parte de la serie fue “Matrix Revolutions”, que
se centró todavía más en la política revolucionaria
de la actual izquierda, y que fue un verdadero y miserable desastre. En
esta nueva película Morfeo y Neo rompen las reglas de la primera
película, “Matrix”, y poseen poderes mágicos
en la realidad que es real. Esto es en sí mismo una estafa, y como
la gente no es idiota, y, aunque deseen ser engañados, esta película
fue un total fracaso. Plantea además una especie de lucha antifascista,
en la cual los matones fascistas acaban atentando contra Matrix y esta
tiene que recurrir a sus enemigos, de la misma manera que el capital liberal
tuvo que recurrir a obreros comunistas para derrotar al fascismo….
Juan
Ramón González Ortiz
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