El matrimonio entre parientes a la luz del esoterismo

Por Juan Ramón González Ortiz

 

REVISTA NIVEL 2

https://es.pinterest.com/pin/12807180188418485/

 

Hay que decir, antes de nada, que en cualquier escuela esotérica tradicional esta costumbre se estudia y se analiza dejando al margen cualquier juicio moral apriorístico.
Para explicar esta cuestión hay que remontarse a los orígenes de las razas humanas y de las grandes migraciones humanas en la noche de los tiempos.
Cuando se instituye una raza nueva es necesario que, hasta que se consolide y se afiance el nuevo tipo racial que los maestros quieren desarrollar, todos los matrimonios se efectúen dentro del mismo grupo racial e incluso dentro de la misma familia, generalmente entre primos de primer, segundo o tercer orden.
Recordemos que el rompimiento de este tabú de la raza por parte de los miembros de la quinta subraza de la raza atlanteana, que habían sido elegidos para ser la simiente de la nueva quinta raza raíz, la raza aria, motivó su expulsión de la Tierra de promisión hacia la que marchaban. De estos semitas expulsados descienden los judíos, la raza judía, de hoy en día.
La quinta subraza de la raza atlanteana, la subraza semita, fue la primera raza verdaderamente blanca, pues los atlanteanos eran amarillos, cobrizos y rojizos, algunos incluso rojo intenso.
Gran parte de los semitas seleccionados para ser el núcleo de la próxima raza raíz quisieron mantener relaciones con otros elementos ajenos a su grupo original, lo cual significaba una dispersión y un derroche de la energía que los maestros habían puesto a su disposición para ese servicio. Además, se ponía en peligro la perfección y la pureza del arquetipo que los maestros querían conseguir.
Ese arquetipo o modelo racial era el cuerpo más apto para expresar las nuevas corrientes energéticas y espirituales que se avecinaban para la humanidad. Cualquier otro modelo que no hubiera sido el deseado por los maestros, y por el Manú de la raza, hubiera sido un retraso, un dispendio y un disparate que ponía en riesgo todo el mecanismo de la evolución.
Turbulentos y guerreros, un parte de ciertos individuos de la quinta subraza, se negaron a aceptar una limitación en algunos temas de su interés, lo cual motivó su salida del plan que los maestros habían preparado con antelación.
Los grandes guías de la humanidad exigen que, en este proceso de generación y de consolidación, en los primeros estadios, no se introduzca ningún elemento del exterior que pueda alterar la producción del tipo humano que ellos quieren desarrollar. Se implanta, por tanto, la ley del tabú de la sangre, que motiva la expulsión, e incluso la muerte, de los infractores.
En aquellos momentos la humanidad estaba no tan desarrollada espiritualmente. Desde luego no estaban tan individualizados como ahora lo estamos. Vivían sobremanera en una especie de intensa conciencia grupal. Cada una de las grandes familias, o de los grandes linajes poseía un espíritu, una entidad que le era propia y particular, y cuya influencia y dominio se extendía a todas las personas que portaban la misma alma familiar. Decir alma familiar equivale a decir llevar la misma sangre en la venas, pues la sangre es el vehículo de muchas fuerzas psíquicas y espirituales.
Los romanos, por ejemplo, daban una importancia exagerada a mantener y conservar los lazos inmemoriales con los primeros fundadores del grupo familiar o de la tribu. Esto era así, hasta el punto de que ellos, frecuentemente, se sentían internamente reducidos a verdaderos rehenes de estas entidades antiguas, las cuales vivían de hecho entre ellos, convertidas en fuerzas benefactoras y exigentes, a veces incluso vengativas y siniestras.
Así ocurre entre los gitanos, hoy en día, que poseen el tabú de la sangre, a pesar de que, gracias a Dios, esta atadura con los fundadores de su raza se ha debilitado ya considerablemente.
Exactamente lo mismo, igual, sucede con los judíos y su obcecación con no aceptar los matrimonios mixtos.
Llegó un momento en el cual, ya estaba consolidado de sobra el nuevo arquetipo racial, y era necesario que se produjeran matrimonios de todo tipo, por doquier. Entonces se levantó el tabú de la sangre y se promulgó la segunda ley: “Creced y multiplicaos”.
Los maestros, que, igualmente, buscaban un cambio en la conciencia de los pueblos, decidieron prohibir los matrimonios en el seno de las familias. Esto fue debilitando el lazo que los espíritus familiares mantenían con respecto a los miembros de las familias.
A menudo romper estos lazos costó cientos de años, hasta que la sangre que circulaba por el grupo familiar o tribal no se renovó por completo no se pudo dar por concluido este proceso.
Finalmente, se rompió la influencia y se extinguieron los lazos psíquicos con los grandes patriarcas de antaño y con los espíritus de la tribu o la familia.
A medida que se iba desarrollando este plan, el ser humano se iba individualizando cada vez más más y más, mental, y espiritualmente. Esta expansión del concepto de la propia libertad acabó por sí misma con muchas fuerzas de origen astral que pervivían en el seno del grupo familiar y que a menudo pasaban de padres a hijos, por ejemplo, la clarividencia, o la facultad de hipnotizar, o ciertos poderes para la magia y la adivinación, …
La introducción de nuevas sangres desterró para siempre ciertas fuerzas, en algún caso inferiores, que poseían muchas tribus y familias antiguas.
Esto nos demuestra que la sangre es a la vez creadora en los planos físicos y psíquicos pero que también es destructora en ambos planos.
Romper con los espíritus grupales era necesario para poder distribuir a los seres humanos en grupos mucho más amplios, por ejemplo, en naciones. Eso significaba que la conciencia humana se expandía más allá del limitado y pobre círculo del ámbito tribal u hogareño. Expansión de conciencia también quiere decir más libertad y más independencia.
Los maestros no quieren autómatas. Ellos quieren individuos que se rijan por sí mismos y que se gobiernen por sus propias conciencias. No por otras entidades o por tiránicos guías que anulen nuestra divina libertad, la cual es la primera característica de nuestra divina alma.
En definitiva, prohibir o desaconsejar los matrimonios en el seno de las familias contribuyó a crear seres interiormente libres, capaces de seguir sus propios caminos. Porque cuanta menos mezcla de sangre hay en un grupo, tanto más cerrado es este, y tanta más influencia hay de los espíritus de la raza (lo que se llama “los antepasados”). Entonces, cuando así ocurre, todos los miembros de esa rama familiar o racial se ven impelidos a marchar por el mismo trillado camino de antaño, siguiendo siempre el mismo y estrecho sendero de evolución.
Y no olvidemos que para cada ser humano guarda un rayo nuevo de luz el Sol, y un camino nuevo Dios.

Juan Ramón González Ortiz

REVISTA NIVEL 2 NÚM 42

 

 

revista nivel 2

REVISTA NIVEL 2. NÚM 41. AGOSTO 2025

 

REVISTA NIVEL 2

REVISTA NIVEL 2, NÚM 40

abril2025

revista nivel 2

Revista Nivel 2, ENERO2025

 


REVISTA  NIVEL 2   EN FACEBOOK

ENLACES A OTRAS PÁGINAS

 


 

Descargas gratuitas

evolucion y camino a la iniciacion

EVOLUCIÓN Y CAMINO A LA INICIACIÓN

 

 

revista nivel 2
SarSas

revista nivel 2