Los
siete sabios de Grecia
Por Juan Ramón González Ortiz

Los famosos “siete sabios” de la Grecia antigua son un grupo
de filósofos cuya nómina “oficial” abarca desde
el final del siglo VII hasta las postrimerías del siglo VI a.C.
Todos estos sabios ejercen una sabiduría práctica muy lejana
a la especulación filosófica que se ejercería después,
a partir de Platón y de Aristóteles. Se trata de una saber
eminentemente práctico en el que la metafísica no encuentra
ningún lugar. Es una sabiduría volcada en el vivir. De hecho,
muchos de estos sabios tuvieron una importante actividad política,
ya sea como gobernantes (Pítaco o Periandro), como legisladores
(Solón) o como árbitros entre disputas o como magistrados
(Quilón). Estos sabios precedieron a los filósofos y, a
su vez, fueron precedidos por los poetas.
El poeta Píndaro se refiere a sí mismo con verdadero orgullo
como “profeta de las musas”, porque los poetas conocen la
condición humana y proclaman una verdad eterna e inspirada. El
poeta mítico, cuando está bajo la sombra de los dioses,
es algo así como un adivino que conoce el pasado, el presente y
el futuro. Es la Musa la que elige al poeta y no al revés, como
parece que sucede en nuestros días. Píndaro nos dice que
el poeta “es un sabio que conoce muchas cosas por su especial naturaleza”,
y no por medio de un estudio o de un aprendizaje con un experto. Los poetas
y no los filósofos, y aún menos los sacerdotes, fueron los
formadores del alma griega. Ellos transmitieron un saber que a su vez
heredaron de los mismísimos dioses. Pero los poetas no pueden solucionar
los problemas terrenales de la gente y poco a poco se va instalando un
áspero criticismo y una severa desconfianza ante este saber de
tipo tradicional, tan elevado pero tan poco práctico. La “sabiduría”
empieza a surgir en este período crítico. El mito, siempre
vinculando a la poesía, va cediendo su plaza ante el saber de tipo
práctico. Sócrates, por ejemplo, es uno de los más
escépticos ante los saberes de los poetas. Esta es la época
de los “sabios”, los cuales, a su vez, serán sustituidos
por los filósofos. El filósofo se auto proclama como heredero
de los sabios, pero no de los poetas. En el fondo, lo que más fastidiaba
de los poetas era su pretensión de ser superiores, y de poseer
una naturaleza distinta. Es decir, que la sabiduría tenía
un origen aristocrático, al margen de cualquier esfuerzo o estudio.
Demócrito ya reaccionó contra esto y dijo; “Ni el
saber es por naturaleza ni lo dan los dioses”.
Es decir, que los poetas fracasan porque su saber no es útil, y
la filosofía ha de ser algo eminentemente útil. De hecho,
los siete sabios son siete hombres útiles. Frente al estilo solemne,
irracional, inimitable y lleno de prestigio de los poetas, estos sabios
tienen una rotunda austeridad en el lenguaje. Son personas de muy pocas
palabras y se expresan de manera tan cortante que parece que sus palabras
son más bien epitafios: “conócete a ti mismo”,
“nada en exceso”, “casi todos son malos”, “busca
la ocasión que te favorezca”, ….
Los siete sabios pertenecen a una generación marcada por la crisis,
por la crisis existencial, por la crisis política, por la crisis
económica, y por una total desconfianza hacia las altisonantes
e inspiradas recetas cósmicas que los poetas habían instituido.
Las fórmulas de estos sabios reflejan muy bien la mentalidad astuta,
llena de cálculo y de interés, que ahora, en una época
dramática, se impone. Una mentalidad que busca siempre sacar un
beneficio, pero sin destruir a nadie. Se trata de hallar un compromiso
entre utilidad y moralidad. Por ejemplo, siempre se ha citado, como botón
de muestra, la máxima de Quilón, “Fías (o sea,
haces de avalista): tienes muy cerca el daño”. Estos consejos
están en la línea del sentido común tradicional,
la “sophrosine”, que es la cordura, la sabiduría sencilla:
“Pensar con sensatez (sophroein) es la mayor virtud”, nos
dice Heráclito.
Los sabios no son filósofos tal y como ahora lo entendemos. Lo
sabios no discuten entre ellos como sí que hacen los filósofos.
Al contrario, los sabios son amigos y buenos camaradas, comparten una
misma concepción de la vida, y buscan lo mismo: la moderación,
la paz, la concordia social, el provecho de las ciudades y el orden. Hablan
el mismo lenguaje, y sus máximas se podrían predicar lo
mismo de uno que de otro.
Sin embargo, la filosofía no se basa en la sophrosine, sino en
la reflexión, en el proceso de entendimiento: to phronein, ‘reflexionar’.
Tras los sabios, se va creando, poco a poco un nuevo tipo de actividad
cognoscitiva.
Sócrates, con su insistencia en ser conocido como un buscador de
la verdad, y no como un representante de la sabiduría, es decir,
como un sabio, marca el punto en el que este nuevo saber está a
punto de nacer
Sócrates vio este nuevo tipo de conocimiento, basado en la especulación,
pues él es contemporáneo de los primeros filósofos
profesionales: los sofistas. Con este nuevo saber, el filósofo
se sitúa al margen de la comunidad y no se erige en guía
de su comunidad o en educador de su pueblo. Platón, que es el siguiente
a Sócrates, no participa en la política de sus contemporáneos,
sin embargo, a través de sus obras Las Leyes y La República,
intenta educar políticamente a la sociedad de su tiempo. Aristóteles,
por su parte, era un meteco sin derechos de ciudadanía y sin capacidad
para la actuación política.
Son los filósofos, tras los sabios, los que trascienden el campo
de la experiencia simple e inmediata y elevan su reflexión hacia
lo divino, y hacia lo trascendente. Aristóteles es el ejemplo perfecto
de esta evolución, pues él es el que crea la ontología,
la psicología, la metafísica y la teología filosófica.
Esta evolución lleva a la filosofía a un campo cerrado,
solo apto para personas con una alta capacidad de abstracción.
A partir de entonces la filosofía se vuelve algo inútil,
despegado de la realidad cotidiana, sin ningún anclaje en la realidad
común. Sorprendentemente, salvo muy pocas excepciones, la filosofía
nunca más ha retornado a su camino original de sabiduría
práctica.
Los
siete sabios, en resumen, se hallan en un punto de transición,
entre los poetas y los filósofos. Los sabios son aceptados como
guías de la comunidad, porque en su saber no se disocia intelecto
ética y política, y además sus palabras enunciadas
en forma de máximas sirven para todos los habitantes y ciudadanos
de todos los sexos y edades.
La sabiduría de los siete sabios es la verdadera e inmortal creación
del genio mediterráneo que ningún pueblo anglo germánico
supo o pudo seguir. Ellos se centraron en la filosofía de corte
especulativo y reflexivo, que en nada interesa o afecta a la comunidad.
Es nuestra verdadera filosofía. Ese es nuestro patrimonio. Una
filosofía verdaderamente útil.
Es la filosofía de la sensibilidad mediterránea. Pero la
otra filosofía, la especulativa, también es invento mediterráneo.
Las dos son producto de la sensibilidad mediterránea.
Diógenes Laercio, en la introducción de su famosísima
Vidas de los filósofos ilustres, nos proporciona por vez primera
la lista “estándar”: Tales, Solón, Periandro,
Cleóbulo, Quilón, Bías y Pítaco.
En otros lugares de esa misma obra, concretamente en el Libro I, este
mismo autor, nos proporciona otra lista de veintiún nombres, que
incluye no solo a los siete sabios sino también a diversos autores
que estudiaron a los siete sabios. Finalmente, se alude también
a Pisístrato y a Periandro dentro de la categoría de “sabios”,
con lo cual la lista de siete se amplía hasta veintitrés
personalidades.
A continuación, vamos a ir repasando cada uno de esto sabios.
Nosotros nos ceñiremos a la lista oficial de los siete sabios.
•
Bías de Pirene
Muchos autores antiguos lo señalan como “el más sabio”
del grupo. Intervino como árbitro en la guerra entre Samos y Priene.
Convenció al rey de Lidia, que estaba asediando Priene de las enormes
reservas alimenticias que tenía esa ciudad (cosa que no era cierta
pues hizo pasar montones de arena por depósitos de trigo), logrando
así, al final, una paz justa. Era especialista en inventar acertijos
complicados.
Algunos pensamientos suyos
• “Desdichado aquel que no sabe soportar la desgracia”.
• “No acordarse del sufrimiento ajeno, y empecinarse en lo
que es imposible son dos verdaderas enfermedades del alma”.
• Estando su patria, Priene, a punto de ser invadida por Ciro, el
rey persa, todos los habitantes huían con carretas y bolsos en
los que guardaban sus objetos de más valor. Sin embargo, Bías
marchaba sin nada en las manos. Un ciudadano le preguntó que dónde
había dejado sus cosas, y Bías le respondió; “¿Mis
bienes? Llevo conmigo todos mis bienes (Omnia mea mecum)”.
• Puesto que fue juez y árbitro en disputas muchas veces,
resumió su experiencia así: “Es más difícil
mediar en las disputas entre amigos que en las de enemigos”.
• “Ama como si se tratase de odio”.
•
Quilón de Esparta
Influyente ciudadano de la sociedad espartana, pues estaba emparentado
con las dos casas reales. Es un ejemplo de la muy intensa actividad política
que tuvieron estos sabios, pues, entre otras cosas, fue el responsable
de la política exterior de Esparta desde mediados del S. VI. Su
influencia sobre su país fue decisiva, no en vano a su muerte se
le dedicó un templo sagrado.
Su estilo es brusco y cortado, paradójico y siempre muy enigmático.
Algunos
pensamientos suyos
• “Fías (o sea, haces de avalista): tienes muy cerca
el daño”.
• Su pensamiento más famoso es: “Nada en exceso”.
• “Ya sabéis que con las piedras de toque se comprueba
el oro
Calma al atardecer
Joan Sarsal
• para determinar su justo peso, pues bien, el oro es a su vez la
piedra de toque para comprobar la inteligencia de todos los humanos,
tanto de los buenos como de los malos”.
• “Acude más rápido a las desgracias de tus
amigos que a sus éxitos”.
•
Cleóbulo de Lindos
Fue gobernante de la isla de Rodas. Compuso unos tres mil versos, prácticamente
todos ellos son canciones sobre diversos temas y adivinanzas.
• Una de su adivinanzas más famosa es: “Un padre tiene
doce hijos. Cada uno de ellos tiene dos veces treinta hijas de diverso
aspecto. Unas son de rostro blanco. Otras de rostro negro. Son inmortales,
pero aun así todas mueren”. Solución: el año,
con sus meses, días y noches.
Cleóbulo fue muy conocido por su vastísima sabiduría
y comprensión de Egipto.
Algunos
pensamientos suyos
• “El punto medio es el mejor”.
• “Beneficia al amigo para que aún sea más amigo
tuyo, y también beneficia al enemigo para que se haga tu amigo”.
• “Elige un cónyuge de tu misma clase social, pues
si es de nivel superior, tus parientes serán tus verdaderos dueños”.
• “En el éxito no te ufanes, en la desgracia no te
humilles”.
La hija de Cleóbulo, Cleobulina, fue también una auténtica
sabia, y fue autora de sorprendentes adivinanzas en dísticos elegíacos
y en hexámetros. Su fama llegó hasta la Roma imperial, y
algunos autores antiguos la incluyeron en la lista de los sabios de Grecia.
•
Periandro de Corinto
Gobernante, según algunos, no muy afortunado, lo que valió
que muchos autores (entre ellos el mismísimo Platón) pensaran
que había que retirarle el honor de pertenecer a la lista de los
siete sabios.Heródoto nos cuenta multitud de anécdotas
suyas.
Se le atribuyen dos mil versos.
Algunos
pensamientos suyos
• “Todo en la vida es práctica”.
• “Si quieres ejercer la tiranía, deberás protegerte
con la benevolencia y no con las armas de tus guardaespaldas”.
• “Castiga a los que han delinquido, pero también
castiga a los que tienen intención de hacerlo”.
• “Da igual que tus amigos estén en el éxito
o en el fracaso, tú has de ser siempre el mismo para ellos”.
•
Pítaco de Miteilene
Célebre legislador de su polis, Mitilene, en la isla de Lesbos.
Fue uno de los principales legisladores de la Grecia arcaica. Tras diez
años de ocupar una posición política muy ventajosa,
renunció al poder y siguió viviendo en su ciudad como un
ciudadano particular más.
La más llamativa de las leyes que elaboró fue una ley que
doblaba el castigo en el caso de que el infractor hubiese actuado en estado
de ebriedad… Justo lo contrario de lo que sucede hoy en día.
Muchas de sus máximas han tomado su nombre y se las conocen como
“pitakeia”.
Algunos
pensamientos suyos
• “En verdad, es muy difícil llegar a ser una persona
buena”.
• “Lo mejor que te puede pasar es que te contentes siempre
con lo que tienes”.
• “No hables nunca mal de los amigos,pero tampocode los enemigos”.
• “Practica la piedad, ama la moderación, aspira a
la verdad, a la lealtad, a la rectitud, a la amistad y al altruismo”.
• Solón de Atenas
Magistrado superior y árbitro público de Atenas. También
fue legislador, viajero, poeta y, naturalmente, sabio. Las reformas que
introdujo en su ciudad, Atenas, afectaron a toda la vida política,
social económica y religiosa. En un principio, sus leyes se escribieron
en tablas y se expusieron públicamente en la polis. Así
de importantes fueron. Sin embargo, estas tablas fueron destruidas en
las guerras contra los persas. Heródoto nos relató el encuentro
entre Solón y Creso, en Sardes. En esa reunión los consejos
y las máximas debieron de ser muy abundantes y fueron recogidos
por muchos de los presentes. Plutarco también se hizo eco de este
sapiencial encuentro.
En aquel coloquio, el riquísimo Creso le preguntó a Solón
quién era el ser humano más feliz de todos los que conocía.
Y Solón, para sorpresa de todos, y desencanto, de todos contestó
con los nombres de dos ciudadanos anónimos, honrables pero totalmente
desconocidos, que en su día realizaron acciones heroicas: Telo,
en primer lugar, y después los hermanos Cleobis y Bitón,
de Argos.
Algunos
pensamientos suyos
• “Nunca nada en exceso”.
• “La riqueza genera hartazgo, y el hartazgo genera orgullo
y prepotencia (hybris)”.
• “No hagas amigos deprisa y no rechaces deprisa a los que
ya has ganado”.
• “Nunca aconsejes lo más agradable para el que te
escucha sino lo que es mejor”.
• “Que tu guía sea lo razonable. Nunca trates con los
malvados. Honra a los dioses. Respeta siempre s tus padres”.
Tales de Mileto
Para muchos pasa por ser el más importante de los siete sabios.
Fue un influyente astrónomo y matemático. Junto con Anaximandro
fue el fundador de la escuela naturalista jónica de filosofía.
Predijo un eclipse de sol a los jonios el 28 de mayo del 585 a. C. Este
hecho impresionó tanto a dos ejércitos que estaban librando
una batalla cerca del río Halis que suspendieron la lucha y concertaron
un tratado de paz entre ambos pueblos (lidios y medos). Parece ser que
viajó muy extensamentepor Egipto. Se le atribuyen numerosas enseñanzas
sobre el agua, y sobre geometría, por ejemplo, el famosísimo
teorema de Tales.
Algunos
pensamientos suyos
• Muy posiblemente sea suya la frase que estaba escrita en los muros
del Templo de Apolo en Delfos: “Conócete a ti mismo”.
• Cuando le preguntaron por qué había permanecido
soltero y sin tener descendencia contestó: “Precisamente
por amor a los niños”.
• Su madre le reprochaba su soltería, siendo él joven,
y el sabio le dijo: “Aún soy joven”. Pero cuando ella,
a una edad ya avanzada, volvió a insistir en el tema, Tales le
dijo: “Ya se me ha pasado el tiempo adecuado”.
• “Nada es más antiguo que Dios, porque nunca fue creado;
nada más hermoso que el mundo, que es el trabajo de ese mismo
Dios; nada es más activo que el pensamiento, que vuela sobre todo
el universo; nada es más fuerte que la necesidad, porque todos
deben someterse a ella”.
• Comentaba un día Tales que entre vida y muerte no había
la más mínima diferencia. Entonces, un desocupado le quiso
provocar, y le dijo que puesto que ambas cosas eran lo mismo por qué
no se suicidaba. Y Tales le contestó: “Pues por eso mismo
no lo hago, porque no hay diferencia”.
Juan
Ramón González Ortiz
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