revista nivel 2

https://es.pinterest.com/pin/12173861487762066/

 

Experiencias en un viaje al Japón místico y profundo II

 

Monte KOYA


El Monte Koya (Koyasan), es el centro más importante del Budismo Shingón en Japón, situado en las montañas de la prefectura de Wakayama, al sur de Osaka. Está situado en un valle rodeado de los ocho picos de la montaña del mismo nombre, junto al pueblo de Koya, en un lugar que se creía sembrado de lotos. Koyasan deriva de Kongobuji, nombre del templo más importante del lugar, que significa "Templo de la Montaña del Diamante".
El asentamiento original fue elegido por el monje budista Kobo Daishi, llamado con el sobrenombre del Monje Kukai.
Este monje fue el creador del Budismo Shingón japonés. En el año 819 se instaló en dicho monte, tomándolo como cuartel general del Budismo Shingón japonés.
Este monte está a unos 800 metros de altitud, al oeste de la península de Kii. Allí se construirían a lo largo del tiempo los 120 templos que ocupan el valle. Además de una universidad dedicada a estudios religiosos.

 


En éste monte además, se encuentra el mayor cementerio de Japón y uno de los más antiguos, donde se encuentra el mausoleo del monje Kukai, el creador e iniciador de la serie de los 120 templos, que posteriormente se han ido construyendo en ese monte.


Entre todos ellos, tenemos el famoso templo de Danjogaran, en el corazón del Monte Koya.
Su situación en el mapa de Japón;

revista nivel 2
Consideraciones preliminares:
La información que voy a presentar no está totalmente contrastada. Lo que voy a relatar se trata de lo que monjes tibetanos y japoneses nos contaron en los viajes que hice al Tíbet y a Japón.
Creo que no se salían demasiado de la realidad, pero faltan muchos datos y profundizar mucho más en estas religiones o filosofías, donde se entrelazan miles de elementos físicos visibles, pero, sobre todo, donde la magia más poderosa está omnipresente detrás de cualquier manifestación física.
Si en el Tíbet, la magia se encuentra presente en todo, puesto que sus oraciones pasan siempre por invocaciones a Dévas de diferentes categorías, el sincretismo que se mantiene entre el Budismo Tántrico, con el antiquísimo culto de la secta Bom, se manifiesta en casi todos los monasterios, con mayor o menor intensidad.
No he profundizado más porque no es mi línea de investigación y, además, no he podido dedicar más tiempo a ello.

 

Parte de lo que conozco proviene en gran medida del esoterismo, del que sí poseo conocimientos mucho más amplios, aunque nunca suficientes, y que fueron complementados con las experiencias vividas en estos viajes.

revista nivel 2
El resto proviene de mis experiencias personales, en este caso en Japón, que son las que voy a exponer.


Las he depurado de todo posible subjetivismo, ciñéndome en todo lo posible a la realidad más objetiva que viví, sin poner ni quitar nada.
Es cierto que tengo “cierto nivel” de percepción largamente entrenado, afinado y consolidado, pero no pasa de “cierto nivel”. Sé hasta donde llega y no pretendo ir más allá que no esté bien cimentado en una realidad constatable.
Es un mundo muy resbaladizo, en el que hay que entrar con exquisito cuidado, si uno no quiere perderse en sus recovecos.
Paso a relatar lo sucedido

 

revista nivel 2
El Budismo Shingón es el equivalente al Budismo Tántrico del Tíbet.
El Budismo Tántrico tibetano es un sincretismo con la ancestral religión Bom tibetana y el Budismo hindú. Desconozco hasta qué punto uno u otro han predominado en el tiempo con más fuerza.
Lo que puedo aportar es que en la actualidad una y otra religión van unidas y que en algunos monasterios, una predomina más que otra, lo que efectivamente pude comprobar también en el Tíbet.
La religión Bom del Tíbet era una religión animista de magia negra y sacrificios humanos, que tenían un gran poder material mediante una magia muy poderosa. Parece ser que la influencia de esta religión animista se extendió desde la península escandinava, habiendo dado comienzo en la mítica y misteriosa isla de Thule, extendiéndose hacia Mongolia y por ciertas zonas de China, pasando por la península de Corea y llegando hasta la isla de Samoa.


Sobre este tema podríamos extendernos en caudalosos ríos de tinta, pero vamos a seguir con el tema central que nos ocupa.
No he conseguido datos concretos de su posible influencia en Japón, aunque, por las características del Sintoísmo, no se puede descartar que esta religión animista hubiera tenido una gran influencia en Japón.
El hecho de que ambas religiones se fundamenten en el culto a las entidades de la naturaleza, hace que no podemos desechar grandes conexiones entre ellas.
Sea o no sea así, el Sintoísmo, como religión animista, mantiene enormes similitudes entre sí, sobre todo, en la parte oculta de las mismas.

 


Personalmente creo que ese contacto en tales áreas existía entre ellas, manteniendo alguna conexión que podría ser muy estrecha. En particular, en ciertos aspectos de la magia, que, tal y como estamos viendo en estas historias, están a flor de piel.
Estas religiones están muy presentes, incluso hoy en día, en toda Asia.
Como se sabe, el Budismo Tántrico del Tíbet, muy a pesar de los esfuerzos por parte de Padma Sambaba, que fue quien llevó el Budismo al Tíbet desde la India, se desarrolló más allá de lo que él esperaba.
Padma Sambaba, según cuenta la antigua leyenda tibetana, para poder asentarse en el Tíbet, tuvo que enfrentarse en una lucha encarnizada a quien era el superior de la secta Bom.

 

Según cuenta la tradición, su lucha fue a base de poderosos dardos de fuego, en la que ambos poderosos chamanes, volaban y se herían con extrema violencia, hasta que Padma Sambaba consiguió vencer al que era “el prior” de los Bom.
Una vez hubo consolidado su liderazgo en la zona, se fueron creando templos en los que dominaba el budismo Hindú, pero que, con el tiempo, los monjes budistas tibetanos fueron poco a poco introduciendo los conocimientos y antiguas prácticas Bom de magia y tantrismo. Éstas jamás llegaron a desaparecer y, con la aportación del budismo, llegaron a alcanzar un gran poder.

 

revista nivel 2
Tales prácticas que no se diluyeron, sino que se mezclaron con el Budismo, fueron derivando hacia lo que hoy conocemos como el Budismo Tántrico.
Hoy en día, aunque muy diluido en comparación con lo que llegó a ser tal y como cuentan los lugareños, tiene predominio en la región, por encima del puro y verdadero Budismo Karnapa, que a pesar de que sigue intacto en el Tíbet, es minoritario, quizás por sus practicas ascéticas de gran dureza.
Más todavía, si tenemos en cuenta la dureza climática de la altiplanicie tibetana y los alojamientos que tienen, que son absolutamente espartanos.
Pudimos constatar in situ, la pureza de una religión marcada por su ascetismo en contraposición a la opulencia de la otra, que ostenta el poder político y sobre todo el poder material.
Como se sabe, los budistas tántricos, tanto hombres como mujeres, siguen manteniendo un gran poder en la zona y tal poder se manifiesta también a nivel político, puesto que son ellos los que ostentan el poder político en el Tíbet.
Mientras que en el budismo Karnapa no se aceptan mujeres en sus filas, ni en sus templos, en el Budismo Tántrico sí.
En el Tíbet se pueden ver y visitar, a base de donar algunas cantidades de dinero, templos budistas Bom, donde todos los símbolos están girados en sentido levógiro, símbolos como la cruz mutable o la cruz gamada, siendo esta cruz el símbolo del movimiento del tiempo cósmico, dando a entender el proceso evolutivo del continuo cambio cósmico.
S la cruz gira en el sentido dextrógiro, es la representación del movimiento del tiempo Cósmico, del progreso evolutivo, pero si gira en el sentido levógiro como la esvástica Nazi, que no es Nazi, sino que es infinitamente más antigua, representa el control de ese tiempo. Por lo tanto, el control sobre el tiempo y como consecuencia, el poder material, sobre el poder espiritual.
Por esta razón, la magia negra lo utiliza (levógiro) en oriente, desde tiempos inmemoriales, como representación del poder de la magia obscura, que trata de parar el proceso natural de la Evolución.
Pero además de este símbolo, también se encuentran muchos más símbolos, la estrella de cinco puntas símbolo Crístico, la rueda de Shamshara, representando la rueda de vidas y muertes, con los dos carneros macho y hembra a cada lado de la rueda, representando al mundo animal de donde provenimos, que dan el soporte físico al proceso de la reencarnación etc., etc.
Todos estos símbolos se encuentran representados en el sentido inverso en los templos BudistasBom.
Estuvimos en un templo de estos, del que nos tuvimos que marchar muy rápido, porque el ambiente era tan sofocante, que era casi irrespirable.
Fue una experiencia que quizás en otro articulo pueda relatar, por su enorme interés, pero prefiero centrarme en lo que de momento estamos ahora.
Vamos a Japón
Cuando el monje Kukai en el año 819 de nuestra era, importó el Budismo Tántrico a Japón, y se instaló en el monte Koya, el budismo tibetano tántrico se encontraba en pleno esplendor e influencia, por lo que el monje Kukai se llevó a Japón unas practicas mágicas de gran poder, heredadas, a su vez, de los antiguos textos Sanscritos y mezcladas con las practicas Bom en un sincretismo magistral.
Es, de todos, conocido lo que ocurre en Japón cuando algo se implanta allí. Los japoneses tienen la cualidad de buscar la perfección en cualquier actividad que desarrollan, hasta los últimos límites. De esta forma, el Budismo Tántrico del Tíbet se transformó en el Budismo Shingón al llegar a Japón.
La cosa no queda sólo en un cambio de nombre, sino que el nivel de magia que se desarrolló al entrar en contacto con el Sintoísmo japonés, alcanzó cotas extraordinarias. Cotas que yo no pude llegar a palpar en el Tíbet, a pesar de que tuvimos la oportunidad de entrar en templos Budistas Tántricos y estar en contacto con grandes monjes Rimpochés de la zona.
Mientras que en Japón, sí que pudimos palpar, y muy de cerca, ese aspecto mágico, en todos los rincones. Al llegar al monte Koya, incluso antes de subir en el funicular que da acceso al monte, comenzaron a pasarnos cosas que no tenían una explicación racional, o al menos eran muy extrañas.
Como se puede ver en un mapa del monte Koya, hay unos 120 templos mezclados entre sí. Algunos de ellos son aparentemente puros, tanto Sintoístas como Budistas, pero lo que pude comprobar, es que todos están muy mezclados en sus filosofías y prácticas, en un sincretismo realmente asombroso, a nuestro entender occidental.
Experiencias personales y colectivas
Las experiencias en este monte no se quedan de forma exclusiva centradas en él, ya que estando de camino, empezaron a suceder acontecimientos extraños, que a íbamos toreando como podíamos, pero no dejaban de sorprendernos a casi todos. Parecía como si hubiera una voluntad que trataba de pararnos para que no llegáramos al monte.
Al estar lejos de nuestro itinerario, nos tuvimos que desplazar a propósito en tren, para poder llegar hasta la falda del monte.
Una tormenta impresionante, conforme nos aproximábamos, nos fue siguiendo a lo largo de todo el viaje.
Por la megafonía del tren, el conductor anunció que los que nos dirigíamos al monte Koya, no podríamos subir en el funicular, debido a que cuando llueve tanto, se cancela su ascenso, porque las ruedas patinan y puede descarrilar.
Cuando llegamos a la estación, en la falda del monte, un funicular estaba parado en otro andén, esperando.
Efectivamente, seguía lloviendo a cántaros, y en la misma estación, que era muy pequeña, nos comunicaron que la subida al monte estaba cancelada, por causas metereológicas, hasta el día siguiente.
El problema era que nosotros, como grupo, teníamos reservado un hotelmonasterio arriba, en el monte, y en aquel pueblo donde estaba la estación no había hoteles suficientes para alojar a los 23 que formábamos el grupo.
Ciertamente nos encontramos en una situación muy mala. La misma estación era muy pequeña para que nos pudiéramos quedar a dormir allí todos. ¡¡¡Fuera caían chuzos de punta!!!
Entonces me vi obligado a utilizar una oración muy poderosa con la que suelo ser muy cauto en utilizarla debido a su gran poder. Me aparté del grupo en una zona protegida de la lluvia y pedí mediante esta oración que la tormenta, que la teníamos enquistada sobre nuestras cabezas, y con un pronostico de varias horas sobre nosotros, que se diluyera o se desplazara a otro sitio para que pudiéramos subir y dormir en el templo, donde teníamos la reserva confirmada y pagada. Por cierto, posiblemente el hotel más caro de todo el viaje.
Ante mi propia sorpresa, no habían pasado ni 5 minutos de haber pedido aquello, cuando la tormenta, negra como un tizón, empezó a disiparse. No habían pasado ni 15 minutos y la tormenta desapareció como por encanto.
Hasta los mismos lugareños estaban asombrados con aquel cambio repentino. Por supuesto, nadie supo lo que había pedido. Yo no tenía la menor duda de que aquella disolución de la tormenta, fue debida a mi petición. La evidencia causa efecto, no dejaba el menor hueco a la duda.
Conozco en profundidad la meteorología como piloto y además como navegante náutico y, sin la menor duda, aquella tormenta no tenía la menor intención de desaparecer al menos en una hora o quizás dos como mínimo, y para entonces ya hubiera sido imposible subir al monte Koya. De hecho nos permitieron subir en el último momento antes de cerrar, por la hora y casi por los pelos.
Ante aquel cambio tan extraordinario no me quedó la menor duda de que mi petición había sido escuchada, no era la primera vez que había tenido una experiencia semejante.
Rápidamente y antes de que los del funicular se fueran definitivamente, nos dirigimos a ellos y les rogamos que, por favor, nos subieran al monte, debido a que teníamos el hotel reservado y en el pueblo no teníamos alojamiento.
Aquellos trabajadores, tan amables, nos escucharon y, a pesar de las dudas, se brindaron a subirnos, explicándonos que si la vía estaba mojada en ciertos repechos del trayecto, era peligroso puesto que el tren podía patinar y descarrilar. Entonces nos dijeron que lo consultarían con sus colegas de arriba para ver cómo veían ellos la situación. La contestación, aunque con ciertas dudas, resultó positiva.
Así que rápidamente nos avisaron para que subiéramos al funicular.
Nunca se me olvidará la amabilidad del pueblo japonés a lo largo de todo nuestro viaje. Siempre dispuestos a ayudar y colaborar, eso sí, cuando conseguíamos establecer contacto con ellos según su protocolo, que no resultaba fácil para extranjeros como nosotros.
La subida fue emocionante. Toda la vía se encontraba dentro de un tupido bosque espectacular, y, debido a la lluvia estaba todavía más precioso, dando muestra de una exuberancia lujuriosa.

Una vez en el monte, nos dirigimos andando, al templohotel que teníamos reservado. No estaba muy lejos de la estación, y ya no llovía. Curiosamente, era carísimo para los precios que habíamos visto en otros hoteles. En este viaje procuramos alojarnos en los típicos hoteles japoneses, llamados Riokans, o en templos que, además de ser más económicos son mucho más interesantes por lo típicos y, sobre todo, muy limpios y confortables.
Desde todo punto de vista, mejor que los hoteles occidentales en Japón. Los hoteles que están en los templos, suelen de ser la gran mayoría de lujo, pero algunos suelen ser bastante caros. El templo se llamaba Fuchiin, del que aporto algunas fotos.

revista nivel 2


Como se puede ver en las fotos, el monasteriohotel es una maravilla en cuanto a decoración. Todo era perfecto, las habitaciones típicas japonesas, con suelo de espigas de arroz en las habitaciones, llamado tatami, paredes de madera y papel, siendo estas paredes correderas, de forma que se podía tanto ampliar como reducir, las estancias.
Pero allí se encerraba algo muy obscuro.
Nada más llegar, mientras colocábamos los equipajes en las habitaciones y nos repartíamos éstas, pudimos ver cómo una sombra negra empujaba, dándole una patada, en el trasero, a una de las chicas del grupo, desde el pasillo haciéndole entrar de golpe a la habitación, cayendo sobre las maletas que todavía estaban amontonadas en el centro de la habitación.
Nos quedamos, todos, totalmente sorprendidos ante aquella manifestación a plena luz del día. Pero aquello sólo fue el comienzo de una serie de sucesos que fueron ocurriendo encadenados unos a otros, de forma continuada.
Al caer la noche fuimos a cenar a una de las salas del monasterio, realmente impresionante, ya que la decoración correspondía a la de un palacio típico japonés. Estábamos, todos, absortos en todos los detalles de la decoración. Pero, mientras, pasaban desapercibidos a nuestra percepción ciertos detalles de un ambiente muy cargado y obscuro, que se fue haciendo evidente conforme nos fuimos aclimatando al ambiente del edificio.
Después de cenar, y cuando poco a poco, la gente se fue retirando y todo se fue calmando, al pasear por los pasillos del templo, se tenía una intensa sensación de estar observados por ojos invisibles.
Aquella sensación se fue haciendo más acuciante, y daba miedo caminar en solitario por aquellos pasillos. Miedo muy a pesar de encontrarnos en un lugar de tan gran belleza, en todos los sentidos, y que no daba de entrada ningún síntoma de que aquel templo pudiera ocultar algo tan extraño y lúgubre.
Después de cenar aprovechamos para disfrutar de los baños japoneses, separados para hombres y mujeres, que en este caso particular también eran una maravilla en todos sus aspectos decorativos.
La distribución de los dormitorios se hizo de la siguiente forma; dos habitaciones dobles para los dos matrimonios del grupo. El resto, en dos habitaciones colectivas una para hombres y otra para mujeres.
Durante aquella noche fue imposible dormir.
En mi caso en nuestra habitación y a lo largo de toda la noche, sonó de forma ininterrumpida un ruido metálico que venía de afuera, al lado de la ventana, como si alguien golpeara una bajante metálica con otro metal y de forma permanente.
No llovía, por lo que las gotas de agua tampoco podían producir aquel ruido. Lo miré una y otra vez y allí no había nadie, ni nada que lo pudiera producir y cada vez que abría la ventana para ver de donde venía el ruido, éste dejaba de sonar.
En el caso del otro matrimonio, cada vez que apagaban la luz, algo les tocaba en la cara haciéndoles caricias como si les pasaran una pluma haciéndoles cosquillas. Así toda la noche, cuando encendían la luz, aquello cesaba y al apagar la luz volvía a empezar.
Del resto del grupo nadie consiguió dormir bien, y todos dijeron que algo les estuvo molestando de forma permanente, toda la noche.
Por la mañana, después del desayuno, dejamos las maletas en una habitación aledaña a la recepción, con el fin de dejar libres las habitaciones y así poder pasear por todo el monte a lo largo del día, hasta nuestra partida del monte a última hora de la tarde.
Pero antes de salir a conocer el monte, el cementerio y algunos monasterios, nos ofrecieron una ceremonia Budista Shingón en el mismo templohotel, en una habitación enorme y decorada como templo, con una riqueza en dorados, de gran belleza japonesa, que nos tenía a todos sorprendidos y embelesados.
Aquella ceremonia, siendo curiosa por lo novedosa, no nos ofreció nada en especial. Pero lo que no conocíamos era algo que allí estaba pasando con aquel ritual, algo muy siniestro y que yo no descubriría hasta mucho más tarde, de hecho hasta el otoño de 2017.
Lo que allí ocurrió lo descubrirían unos amigos en África junto a un gran amigo africano. Al verme de lejos, uno de ellos observó que tenía enroscada a mi cuerpo una serpiente muy grande, con una cabeza enorme, la serpiente era una entidad, invisible para quien no tuviera la capacidad de ver entidades.
Pero eso forma parte de otro relato, un episodio que casi me llegó a costar la vida, algo tan siniestro que todavía me cuesta llegar a creer que me haya sucedido.
Como adelanto, diré que se trata de un secreto muy común en todo oriente, que al que lo conoce le permite robar toda su suerte a aquellos incautos que caen en sus redes.
Pero en este caso, el nivel desde donde este secreto se controlaba y lo que controlaba, trasciende cualquier conocimiento que, hasta entonces, tanto yo como personas, verdaderamente sabias en lo oculto, y que yo conocía, nunca habían oído hablar de algo así. Sólo pudieron creerlo, cuando personas muy especiales con sus propios ojos internos, lo pudieron ver, como he contado.
Después de la ceremonia nos preparamos para hacer la visita programada por el monte.
Antes de salir, a uno del grupo, le desaparecieron las gafas graduadas prácticamente en sus propias narices, podríamos decir que se las quitaron de las manos. La verdad es que nos volvió locos a todos, ya que sin las gafas se encontraba en una situación muy difícil y comprar en Japón unas, era algo difícil por el idioma. Como no aparecieron nos tuvimos que ir sin las gafas para no perder más tiempo. Pero antes de irnos, revisamos las maletas, bolsas y todo lo que allí teníamos acumulado, pero no encontramos nada de nada. Nadie entendía nada, porque algunos le habíamos visto con las gafas en la mano y de pronto desaparecieron.
Lo curioso fue, que al regresar por la tarde para recoger los equipajes, y después de haber conseguido comprar unas gafas nuevas, las gafas originales estaban en donde él las había dejado, sobre la maleta de él, y era donde él recordaba que las había dejado y de donde súbitamente habían desaparecido.
Algo que no tenía ninguna explicación, pero que por la premura de la salida y los nervios que nos creó, no pudimos investigar más.
Una vez vistos algunos templos, nos dirigimos al cementerio Ukonoin uno de los cementerios más grandes y más antiguos de Japón y del que comentan los japoneses, que miembros muy importantes de la familia imperial se encuentran enterrados allí.
De entrada, además de ser impresionante por los grandes árboles, las tumbas con diseños que recordaban las actividades de sus ocupantes en vida, con su majestuosidad, todo parecía normal.
Además de ser espectacular, ese cementerio está tan habitado y vivo por sus ocupantes, que no es necesario ir de noche para verlos, de día se manifiestan con la misma intensidad que lo pudieran hacer de noche.
Allí nos ocurrieron cosas muy extrañas, que nos dejaron muy claro por parte de los residentes del cementerio, que no les gustaba absolutamente nada nuestra presencia allí.
Conforme nos adentrábamos en él, e íbamos admirando un cementerio extraordinario, dentro de un bosque extraordinario, todo parecía normal.
Sin embargo un silencio sepulcral envolvía todo el ambiente, no se escuchaba ni una mosca, ni un mosquito, no se veía ni un habitante volador tan normal en cualquier bosque.
Todo era precioso, hasta que llegamos a un lugar donde parece ser que era el apartado donde se suponían enterrados o representadas personas que murieron sin familia y/o desconocidos, o niños no natos, o recién nacidos.
Lo cierto es que debido a lo que sucedió, no conseguimos saber con exactitud a quiénes estaba dedicada aquella pirámide formada por infinidad de figuritas de piedra, a las que se les rendía culto, por parte de monjes sintoístas o budistas Shingón.
Mientras estábamos hablando delante de la citada pirámide, preguntándonos quiénes podrían ser los allí representados, de pronto vimos aparecer por nuestra derecha un nutrido grupo de japoneses muy juntos, demacrados con ropajes blancos roídos, de aspecto viejo, que venían muy decididos hacia nosotros, con aspecto amenazador. La escena que fue muy rápida, la recuerdo perfectamente y se me ponen los pelos de punta al recordarla, ya que pudimos ver claramente que sus intenciones no eran nada amistosas.

revista nivel 2
Es difícil explicar su actitud, pero para darle una forma entendible, podríamos decir que se asemejaban a los zombis que aparecen en las películas.
Incluso uno del grupo, que no cree en nada que tenga una densidad inferior a la de un ladrillo, decía “oye… pues, ¿qué querrán estos japoneses, que raros son, no?”.
Ante aquello, nadie se cuestionó la necesidad imperiosa de salir de allí de manera apresurada e inmediata.
Salimos despavoridos y, de forma espontánea, nos dividimos en dos grupos. Nosotros, unos 13 aproximadamente, salimos por un camino trasero del cementerio y la otra parte del grupo despareció dentro del cementerio hacía el corazón más antiguo del mismo.
Resultó que el camino que elegimos nosotros sin saber ni como, ni por qué, nos condujo a salir por detrás del cementerio, y nos obligó a dar una vuelta de unos 12 km para reencontrarnos con los otros del grupo, en la zona de la puerta de entrada del cementerio, después de varias horas de caminar.
Con nosotros venía una chica muy extraña, con muchos problemas de todo tipo y que era amiga de Antonio, el organizador.
Esta chica, de pronto, se quería volver al cementerio por donde habíamos venido. Según decía, le estaban llamando, para volver, unas voces del más allá, dándole ordenes de que regresáramos.
Yo me negué rotundamente y el resto me siguió, pero hubo momentos que algunos se lo llegaron a plantear. Yo tenía la seguridad de que si volvíamos por donde habíamos venido, algo grave nos podría ocurrir, fue una intuición muy clara y que, una vez fuera de todo aquello, el resto del grupo me dio la razón. Ellos también habían tenido aquella extraña sensación.
Al haber recorrido unos 2 km aproximadamente por un estrecho camino asfaltado dentro del bosque, mientras que nos planteábamos volver o seguir por un camino que no sabíamos a donde nos podía llevar, una de las del grupo se dio cuenta de algo que era absolutamente increíble, algo muy extraño.

 

revista nivel 2

Se dio cuenta, de que habíamos cruzado una línea invisible, que a partir de ella, de pronto, se podían oír a los pájaros, los mosquitos, las cigarras y también se podía oler el bosque. Cuando lo dijo no lo podíamos creer, pero nuestra sorpresa fue enorme, al comenzar a atravesar aquella línea invisible hacia atrás, donde el silencio era sepulcral y no se sentía el menor olor del bosque, ni el menor sonido, y al volver a cruzar otra vez aquella línea invisible, hacia adelante, todo volvía a la vida.


Solo una delgada línea invisible, separaba aquella tumba inmensa, del bosque vivo.
De esta forma estuvimos casi 10 minutos, adelante, atrás, adelante, atrás.
Aquello era extraordinario: pasábamos de una campana invisible de vacío, donde no había vida, a la vida, solo atravesando una línea muy delgada, imperceptible e invisible.

 

revista nivel 2
El otro grupo acabó en la supuesta tumba del monje Kukai, y digo supuesta, porque hay leyendas que dicen que no murió. En esta tumba/mausoleo, pudieron ver una vela encendida, que, según la tradición, ha permanecido encendida desde su supuesta muerte. Nadie repone la vela y siempre permanece encendida, con viento, tormentas, lluvia, nieve, etc.
Según nos contaron, al llegar a la tumba y pararse a verla, todos quedaron sobrecogidos por algo que no podían entender, aunque ellos lo achacaban al aspecto viejo y abandonado de la tumba, cubierta de musgo, a la obscuridad que allí reinaba a pesar de ser por la mañana, en un día completamente soleado y con una sensación angustiosa de estar siendo observados, sin saber quién les observaba, ni desde dónde eran observados.
De pronto apareció una nube muy espesa de mosquitos que les empujó hacia fuera del cementerio a toda prisa.
Dentro de ese cementerio, aparte de esos mosquitos, no vimos ni oímos ni un solo mosquito, en todo el tiempo que estuvimos allí, ninguno del grupo.
Por la tarde nos marchamos por donde habíamos llegado al monte, todos encantados por las experiencias vividas, pero nadie sospechó en aquellos momentos lo que nos llevábamos de recuerdo de aquel monte.
Un recuerdo que para mí duraría muchos años y muy malas experiencias posteriore.
Yo me he liberado de aquello después de duros trabajos y mucha ayuda, pero lo que no he llegado a saber, si compañeros de viaje fueron, también, afectados y si lo fueron, si se han llegado a liberar de aquella terrible maldición de seres del más allá, sin los menores escrúpulos, verdaderos vampiros de otras dimensiones.

 

 


El problema al que me refiero, nos fue endosado en la ceremonia a la que fuimos invitados por la mañana, en el monasteriohotel donde pasamos la noche.
Una invitación trampa, que con total seguridad la utilizan para robar la suerte y la energía a viajeros confiados, como nosotros.


Un trabajo de magia para robar la energía, la suerte y la fortuna de aquellos incautos que se aventuran sin sospechar, que detrás de lo que parece algo muy espiritual y de gran pureza, encierra oculto un obscuro interés de robar la vida a todo el que ignorante y de buena voluntad, cae prisionero en su tela de araña.

revista nivel 2

Julio de 2025
Javier Antolínez

Viaje al Japón místico y profundo 1

Viaje al Japón místico y profundo 3

Viaje al Japón místico y profundo 4

 

 

 

 

 

 

revista nivel 2

REVISTA NIVEL 2. NÚM 41. AGOSTO 2025

 

revista nivel 2

Revista Nivel 2, ENERO2025

 


REVISTA  NIVEL 2   EN FACEBOOK

ENLACES A OTRAS PÁGINAS

 


 

Descargas gratuitas

evolucion y camino a la iniciacion

EVOLUCIÓN Y CAMINO A LA INICIACIÓN

 

 

revista nivel 2
SarSas

revista nivel 2